Lo cierto es que conocimiento y deseo están íntimamente unidos en el pensamiento (Paulo Freire). No es posible conocer si no hay deseo de conocer, si no hay involucramiento con lo que se aprende. No es tan importante tener hábitos de estudio como tener gusto por el estudio, tener placer, generar placer, construir placer.
Necesitamos rastrear, investigar, conocer, y entonces la pregunta ¿de qué hablamos cuando hablamos de aprender? En principio, podemos decir, siguiendo a Freire, que aprendemos durante toda la vida, que acumular conocimientos no es aprender, que lo único importante es, en definitiva, aprender a pensar por nosotros mismos, o sea, aprender a aprender, que sólo se aprende lo que es significativo para cada persona, lo que tiene sentido, lo que construye sentido, lo que es construido como sentido
Ayudar a que los niños piensen por sí mismos y que lo hagan bien, sobre aspectos que son significativos en sus vidas; para ello, se propone una metodología que genere en el salón de clases una COMUNIDAD DE INDAGACIÓN FILOSÓFICA, para desarrollar un pensamiento crítico, cuidadoso y creativo que les permita construir y reformular significados.
En cuanto al pensar: ¿No suena algo extraño sugerir que podemos enseñar desde edad muy temprana a pensar? Todo lo que puede y debe hacerse es ayudar a quienes están a nuestro cuidado a pensar bien, y la clave de la enseñanza para pensar mejor radica en cultivar, a través
de la práctica, las formas mismas de conducta que están directamente vinculadas con el pensar mejor.
Pensamos que los niños pueden hacer filosofía, que deben hacer filosofía y que la filosofía esta en el corazón mismo de la educación. De modo que sentimos la necesidad de abordar el tema de filosofía en el currículo a través de una indagación del concepto de enseñar para pensar mejor: específicamente que significa y que importa. Abordaremos temas relacionados con el pensar, la indagación comunitaria, el dialogo, la formulación de preguntas y la búsqueda de sentido.
La incorporación de la filosofía en la escolaridad es el ingrediente esencial para equiparar a las próximas generaciones de adultos con herramientas para construir un mundo mejor. Pero la finalidad de este proyecto no es convertir a los niños en pequeños o grandes filósofos, sino en individuos que sean capaces de tomar decisiones que prevean consecuencias de sus acciones, que sean en la vida activa más reflexivos, considerados y razonables: es decir mejorar la capacidad de juicio para mejorar la acción.
OBJETIVOS GENERALES:
Flexibilidad
Capacidad para cambiar de posición
Confianza en sus argumentos
Tolerancia
Autonomía
Cordialidad.